Corrían os primeiros días do mes de xullo do ano 1854 cando comezaban a xurdir casos desta enfermidade no porto de Santa Uxía de Ribeira. De súpeto, o cólera extendeuse polas parroquias, atemorizando a tódolos veciños e deixando ó seu paso unha ringleira de cadáveres de toda condición social.
Organizáronse por tódolos pobos procesións e rogativas co xeito de que serviran para deter as iras divinas. O cura de Carreira, D. Manuel Antonio Vilacova relatou así o dramático acontecemento no libro de rexistro parroquial:
«Peste del cólera morbo-asiático. Piadoso lector, no te asuste encabezar con este epígrafe las numerosas partidas que le siguen, antes bien adora los designios de la divina Providencia que para castigar los excesos e impiedad de los mortales aplica con rigor sobre los pueblos los males de guerras, hambres y peste: de los dos primeros estuvieron libres en los últimos años los pueblos de estas rías, pero Dios, para castigo de nuestros pecados y nuestra encomienda, nos mandó la terrible peste del cólera morbo-asiático, traído según se cree por un vapor de guerra que venía de La Habana al puerto de Vigo, en donde empezó a hacer estragos en sus alrededores y en toda la provincia de Pontevedra siguió durante la primavera de este año. A esta parroquia también le tocó su vez, empezando en el lugar de Castiñeiras, y los recorrió casi todos sin respetar clases, edades ni secsos. El Soberano Redentor en su infinita misericordia tenga piedad de los que sucumbieron al ataque de tan extraño y terrible mal, y liberte a los que sobrevivan de un castigo tan severo, horrible y angustioso, que apenas da lugar a recibir los Santos Sacramentos de Penitencia y Extremaunción. Vale».
Para uns meses despois, logo do cálido e terrible verán que pasara, rematar de documentar a traxedia deste xeito macabro pero afortunado:
«Fin del cólera Morbo: Piadoso lector, en diez de setiembre terminaron las defunciones del terrible cólera morbo-asiático que, en corto espacio de tiempo, arrastró al sepulcro 146 víctimas de todo estado y condición, resultando haber fallecido de tan terrible enfermedad un nueve por ciento de la población de este pueblo, habiendo sido acometidas más de 600 personas. Debo decirte que, alarmados con tan funestos estragos, hemos salido en procesión por todos los lugares de la parroquia con las sagradas imágenes de Ntra. Señora del Rosario, Ntra. Señora de La Guía, San Pelayo y San Roque, y por último salió también Nuestro Divino Jesús Sacramentado, acompañados de centenares de afligidos que pedían misericordia. Por fin desde aquel día memorable que fue el siete de setiembre cesaron los casos fulminantes pereciendo solo los que ya casi estaban en la agonía. Ruega al Soberano Criador por el eterno descanso de tantos como sucumbieron a los rigores de tan terrible calamidad y que no vuelvan a repetirse días tan aciagos y funestos. Así te lo suplica este afligido cura párroco que tuvo la dicha de sobrevivir a tan funesta catástrofe. Carreira y Septiembre 24 de 1854».

A illa de San Simón, na ría de Vigo, a comezos do século XX.
Segundo se recolle de varias fontes documentais, esta epidemia – unha máis das varias acontecidas no século XIX – comezou o 19 de novembro do 1853 no porto de Vigo, logo de que o vapor-correo Isabel La Católica procedente de Grecia (outras fontes din que procedía da Habana, na illa de Cuba), trouxera consigo a varios tripulantes infectados con esta enfermidade, motivo polo cal estiveron en corentena no lazareto da illa de San Simón, dentro da ría de Vigo. A pesares diso, semanas despois a peste estendéuse pola zona, chegando ata a provincia da Coruña e levando por diante unhas tres mil vidas, segundo informes do inspector de sanidade marítima Narciso Pérez Reoyo.
– Agradecementos a Daniel Bravo Cores.
– Fonte: Arquivo Histórico Diocesano de Compostela.
– Juan Jesús Martín Tardío (Toledo) – In memoriam.
Deixa unha resposta