Don Manuel Antonio Vilacova García, cura párroco de carreira dende o 1849 ata o 1884, chegou á parroquia no mes de outubro do ano 1847 exercendo de ecónomo, e así estivo ata o ano 1849 no cal pasou a dirixir a mesma. Era natural da parroquia de San Xoán de Ortoño, en Ames. Mentres foi ecónomo viveu no lugar do Outeiro, e cando pasou a párroco arranxou reitoral de Sampaio para irse vivir alí.
A este crego tocoulle vivir dous tristes episodios da historia da nosa parroquia, xa que durante o seu curato foi cando se estendeu a epidemia do cólera por estas terras e que deixou en Carreira a cifra de 146 mortos, tema este do que xa falamos nun capitulo anterior deste blog.
Pero un ano antes, no 1853, o outro episodio triste deste cura fora poñerse na contra duns cantos fregueses que se negaban a pagar os tributos á Igrexa en forma de oblatas, que eran os conceptos de pagamento ó párroco polos dereitos das misas de bautismos, casamentos e enterros, e que se correspondían basicamente en entregarlle ademais das cantidades de diñeiro correspondentes, outros espécimes tales como galiñas, aceite, millo, etc. Chegou a levalos a xuizo ata o xulgado de Noia, e ante a apelación destes, á Coruña, sendo as dúas causas perdidas polos fregueses de Carreira, tendo que cederen e volver a facer efectivas as devanditas taxas. Foi o señor Vilacova un párroco que logo do seu pasamento non tivo unha boa lembranza dos veciños da parroquia, ó contrario do que pasara con algúns dos seus antecesores.

Fragmento do libro onde se recollen as queixas do cura Vilacova ante o Arcebispado. Ano 1853.
D. Manuel Antonio Vilacova García, cura párroco de Carreira, fai unha anotación no libro de fábrica parroquial facendo referencia á negativa dunha grande parte dos fregueses, que aproveitándose dos acontecementos políticos en España nesa época, se opoñen a pagar as taxas denominadas oblatas á Igrexa, presentando asemade un preito contra deles e gañándolles a causa.
«Otra advertencia también notable. Con motivo de los disturbios políticos en innovaciones en materia eclesiástica desde la muerte del rey Don Fernando 7º en 1833 hasta la fecha, muchos vecinos de esta parroquia se denegaron en 1841 a pagar al Cura la Oblata como lamento de pie de altar con que siempre desde tiempo inmemorial concurrieron a mis antecesores y que consistía y consiste en pagar por el mes de setiembre medio ferrado de trigo cada matrimonio y cada viuda. Por abandono, descuido o mala fe de los que regentaban la parroquia dejó de pagarse al cura la mencionada oblata (casi único recurso de su subsistencia) hasta el año de 1846, en que posesionado de este beneficio mi inmediato antecesor D. José María Carracido gestionó por hacer valer su derecho, pero la falta de medios y más que todo la muerte que le sobrevino en octubre del año siguiente hizo que las cosas siguieran en el mismo estado hasta el año de 1849 en que posesionado yo como cura párroco entable en fines del citado año la correspondiente demanda ante el Sr. Valentin Metola, Juez de primera Ynstancia de este partido de Noya ante Bernardo Crugeiras, Juan Francisco Martínez, Matías Reiriz, Jacobo Sampedro, Manuel Sampedro y Estevan Parada, a los que posteriormente se agregaron otros muchos hasta el número de 81, por todos designio este ruidoso pleito hasta sentencia definitiva por la que dicho Sr. Metola declaró procedente el pago de oblatas y me ampara en la posesión y propiedad desa percepción Dicha sentencia se pronunció y publicó en 24 de ene ro de 1851, detestaron varios medios de avenencia sobre atrasos y no teniendo efecto se elevó el pleito en apelación al tribunal de La Coruña cuya primera sala confirmó en 1º de diciembre del mismo año la sentencia del Juez de Noya. Suplicaron los demandados pero volvió a ver confirmada en 17 de marzo de 1852 por los siete Sres. de la Audiencia que tuvieron parte en la revista de este ruidosísimo y reñido pleito. Todo consta original en la ejecutoria que al efecto se me espidió y que obra y obrará en el Archivo de esta iglesia parroquial entre los demás documentos pertenecientes a ella. Y para que en todo tiempo mis sucesores tengan conocimiento de esto y tengan causa sobre sus derechos y que por su descuido no den lugar a nuevos conflictos, dispendios y disgustos a sus sucesores como los que a mi me causaron los que desde 1837 regentaron la parroquia pongo esta advertencia notando de paso que este pleito se halla en Noya, en la esribanía de D. José Amad en donde se podrá buscar caso llegue a desaparecer del Archivo de esta iglesia la menciona da ejecutoria. Rectoral de San Pelayo de Carreira y Agosto trece de mil ochocientos cincuenta y tres. M. Antonio Vilacova».
«Otra advertencia. En vista de lo que padecí y gasté para poner la oblata al corriente según va relacionado en la advertencia anterior creo oportuno para que en todo tiempo haya luz y noticia, sentar una minuta de los más derechos de estola y pie de altar que por costumbre inmemorial perciben también los Curas de esta y que del mismo modo que la oblata querían muchos feligreses cesase su pago empezando a denegarse a solventarlos. No hubo necesidad de compelerlos por demanda ó judicialmente pues con terminarse el pleito a mi favor, terminó toda resistencia al pago de los más derechos cuyos son como sigue: Por un Bautismo se pagará al cura cuatro cuartos al tiempo del bautismo y además una gallina del Campo, y cuando la madre del bautizado entra en la iglesia otros cuatro cuartos. Por un Casamiento tres gallinas del Campo y seis reales por la misa de relaciones. Por el entierro de un párvulo una gallina también del Campo: y por la misa que se le aplica seis reales. Por derechos de los entierros de los adultos lleva el Cura lo en que se conviene con los herederos de los difuntos: es decir no hay cuota fija pues son convencionales teniéndose presente las circunstancias del finado y sus herederos. = Se debe aquí notar que cuando el pleito de oblatas se puso a prueba introdujeron los demandados en su articulado una pregunta capciosa en la que decían que el Cura sólo llevaba una peseta o cuatro reales de derechos por cada sacerdote que asistía al entierro pero yo deshice la equivocación que con refinada malicia se quería hacer valer y restituyéronse estos derechos a su primitivo estado con la singularidad que tanto los derechos por entierros como los más aquí relacionados están probados por la confesión que en el ya citado pleito de oblatas hicieron los demandados en su articulado de prueba. La corruptela de la peseta empezó en tiempo del Sr. Villarroel a lo último de su vida y siguió todo el tiempo de los ecónomos y del Sr. Carracido mi inmediato antecesor.
Estas son las costumbres que hallé cuando vine de cura ecónomo de esta parroquia en 17 de octubre de 1847. = Casa Rectoral de Carreira y Setiembre 2 de 1853. = M. Antonio Vilacova»
Fontes:
– AHDS Compostela. Libro de fábrica III San Paio de Carreira, Fol.332-334. 1853.
– Agradecementos a Lino Vilas (Ortoño – Ames), pola súa axuda e información.
Deixa unha resposta